Otro día... esta vez, distinto otra vez...

Ayer fue un día especial...

Me alegra saber que no soy anónima en Barcelona, como, de hecho, lo he sido durante tanto tiempo en Barcelona...

Un hombre mayor del barrio me saluda, me debe haber confundido, pero a mi me encanta y le sonrío mientras le digo "Bon dia!!".

El obrero marroquí me mira mientras cando la bici. El mientrastanto "echa" un moco por una fosa nasal ayudado por el entaponamiento de la otra fosa nasal. Le dedico un saludo y un: ¡hola!

El "sudamericano" de la parada de metro de Diagonal está un poco en la parra; le saludo y no me responde.

Es, ésta, la segunda vez que subo, después de haber bajado, por la calle Gran de Gràcia a la altura dels "Jardinets". Paso cerquita cerquita de la puerta del "Hotel de Luxe" Casa Fuster. Alzo el brazo: me reconocer por mis cascos de flores, mi bicicleta con cintas reflectantes y mi chaqueta de duenda... Me saludan todos los botones al unísono -que son tres- mientras los huéspedes miran desde la entrada sin perplejidad alguna.

Al fin y al cabo, o la primavera se acerca o Barcelona se está convertiendo en más "humana. "