Reduciendo el mundo

Este estudio ya tiene algunos años, pero esta información, como otras, nunca cambia demasiado, por mucho que nos pese.

¿CÓMO QUEDARÍA EL MUNDO SI VIVIÉRAMOS 1.000 PERSONAS?
(El Periódico, 2000)

Al llegar al efecto 2000 (cambio de siglo y de milenio), el planeta se auto-analiza y auto-critica.

The World Village Project realiza un estudio sobre la población que habría en el planeta si lo redujéramos a 1.000 habitantes en base a los 6.000millones de habitantes que supuestamente hay hoy en día.

PLANETA DE 1.000 PERSONAS

• 95 europeos
• 52 norteamericanos
• 64 hablarían español
• 165 hablarían chino mandarín
• 86 hablarían inglés
• 200 personas no podrían comunicarse porque hablarían una de las 200 lenguas minoritarias que existen actualmente en el mundo
• 330 serían niños
• 60 tendrían más de 65 años
• Nacerían 28 bebés al año
• Menos de la mitad de las mujeres de este planeta de 1.000 personas tendrían acceso a métodos anticonceptivos
• De esas 1.000 personas, morirían 10 al año, 3 por falta de comida
• 200 personas controlarían el 75% de la riqueza
• Otras 200 personas recibirían el 2%
• 335 adultos serían analfabetos
• SOLO el 3% accederían a agua limpia y potable
• Este planeta estaría compuesto por: 5 soldados, 7 profesores, 1 doctor en medicina y 3 refugiados de guerra.

Vivimos en un mundo colapsado de personas que nunca se para a observarse.

LOS PROBLEMAS CON 6.000 MILLONES DE HABITANTES EN EL PLANETA ES EL MISMO QUE CON UNO DE 1.000 PERSONAS.

Danzo entre las olas de la incertidumbre de la vida

Del 2007, estas letras recupero

porque a mi regresan ahora.

En una espiral vivimos,

aceptémoslo.

No sé qué pensar, ni qué sentir...

Latidos fuertes que el corazón me zarandean;

muy a menudo me hacen volar

y en otras andar cabizbaja,

pero siempre sin rumbo ni destino.

La incertidumbre puede ser el mayor pesar;

ver si estás o no estás,

en qué momento y con quién, debes gozar.

Disfruta de la vida, y verás que las cosas se te presentan más sencillas

quizá sea mi naturaleza humana, que a diestra y siniestra, parece que...

me haga dudar de todo.

Pero la sonrisa nunca se pierde, pero tampoco hay que olvidarse

de los verdaderos sentimientos que una tiene.

Estallar puede ser imprudente,

pero más imprudente es callar.

La banda de mi barrio

Cada mañana, al rato de levantarme, oigo la banda de mi barrio tocar la batucada popularmente relacionada con Carlinhos Brown.

Hoy, para mi sorpresa, 3 bandas se han topado en el parque frente a mi casa.

Las escuchaba y me hipnotizaban alegrándome el día, patapam, patarrapám, chinchan. Y se me viene a la cabeza la similitud con las bandas con tizne militar, y se me ocurre pensar que sólo de rechiquita, cuando a penas tenía 5 años, tuve la oportunidad de ver en mi pueblo bandas acompañadas por "mayorets".

Las bandas de los pueblos no instigan a los niños a crear música, más bien suenan a disciplina, a orden... pero sí sirven como primer contacto con ese arte y de ahí pueden nacer bonitos sentimientos que prosperen hacia la creatividad e imaginación musical.

La banda de mi barrio me sirve como excusa para rescatar lo que me aporta vivir acá, al otro lado del Atlántico, donde algunos dirían que la "civilización" recién está dando sus primeros pasos. Ese orden diferente que se encuentra en países latinoamericanos como Ecuador son los que me invitan a vivir experiencias más puras, más humanas, más reales, menos apostilladas y enclaustradas en formalismos burocráticos. A veces me da por pensar que vivir acá me permite tener contacto con esa realidad social más similar a la que vivieron nuestros padres, o nuestros abuelos... combinada con una manera de autodefinirse cultural y socialmente distinta a la española, pero cercana, familiar.

Mi corazón palpita cuando escucho los tambores de la banda de mi barrio, mi corazón hierve al ver al Chimborazo, al Tungurahua (volcanes ambos) y al los Altares ensalzados sobre la ciudad de Riobamba, mi corazón se vuelca al sentir el despertar de las lluvias que pronto se alejan.