Compañeros y compañeras,
Después de dos semanas cuidando a mi familia y en especial a mi abuelita enferma, retrasé mi vuelo de regreso al Ecuador porque mi abuelita al final falleció. Pese a que tenía el alta para el mismo día que yo viajaba, el 4 de junio, dijéramos que se le descompuso el cuerpo, desistió y se marchó, así nomás. Fue muy duro para mi, pero decidí que debía regresar a Ecuador porque debía alcanzar mi objetivo y finalizar mi experiencia en el Ecuador.
Al llegar acá, sintiendo la mayor nostalgia que haya padecido nunca para con mi familia y mi novio, todo se ha suavizado y me estoy integrando mejor que antes. Me he encontrado con otra cooperante (Claudia) que me han presentado y que vive bien lejos de mi ciudad (en Atuntaki, Imbabura) pero hizo por venir a verme y ha valido enormemente la pena. Ella me ha ayudado a tomar perspectiva y verlo todo con más claridad y yo también le he motivado a sentirse mejor. Por lo que el encuentro con Claudia, sumado a un positivismo relevante ante mi trabajo y la comunidad indígena me están sirviendo a superarme y ser feliz.
Creo que la vida es súper hermosa, y por eso os lo cuento, para compartirlo con vosotros/as.
Os quiero enormemente, ojalá se alineen con el universo todas/os como yo lo estoy,
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