viernes, noviembre 17, 2006

FRASES BRILLANTES de "LAURA Y JULIO"


FRASES BRILLANTES

Laura y Julio de Juan José Millás

(…) Los tres rieron, aunque unos más que otros. Mientras reía, Julio sufrió una experiencia de desdoblamientoque le recordó el siguiente suceso de infancia: se dirigía al colegio de la mano de su madre cuando se cruzaron con un niño ciego que iba también de la mano de la suya. Julio observó al niño con curiosidad, incluso con impertinencia, y en ese instante, como si en el interior de su cráneo hubiera estallado la luz procedente de una explosión nuclear, la realidad se llenó de un aura blanca tan intensa que los transeúntes devinieron en fantasmas y la calle en un decorado. La experiencia no debió de durar más de dos o tres segundos durante los que Julio se vio a sí mismo desde el niño ciego. Al desaparecer el aura y regresar la calle al orden anterior, el ciego estaba contemplando desde sus órbitas apagadas a Julio, que pidió a su madre que cambiaran de acera. Ahora se acababa de desdoblar en la persona de Manuel.[1] Durante unas décimas de segundo, en las que se manifestó de nuevo el aura que congeló momentáneamente las risas, Julio supo —porque no se trataba de un sentimiento, sino de una información— que había estado unos instantes dentro del cuerpo de Manuel sin abandonar por eso el suyo. (…)

(…) Aunque permanecía entubado y conectado a diversas máquinas, daba la impresión de que era él, con sus energías, el que hacía funcionar los aparatos y no al revés. Las personas como Manuel y su padre, pensó Julio, se vestían de dentro afuera, de modo que cada día, al levantarse, se colocaban las ideas, y sobre las ideas las vísceras y sobre las vísceras los músculos, así hasta llegar a los tejidos de la ropa. Él, en cambio, se vestía de fuera adentro. Primero se ponía el mono de motorista y, debajo, la ropa informal previsible en un decorador, y luego la epidermis, la dermis, las costillas…, esperando que todo aquel decorado exterior diera lugar a un carácter original, a un pensamiento diferente, a una forma de enfrentarse al mundo insólita. ¿Lo lograba? (…)

(…) Las personas como él siempre venían de un sitio y se dirigían a otro. Mantenían con el presente la relación de trámite que se mantiene con un aeropuerto. Si algo le gustaba a Julio de los aeropuertos era precisamente que nadie perteneciera a sus instalaciones, sino al lugar del que venían o al que se dirigían. (…)

[1] Manuel, vecino de Julio, recién ingresado en el hospital en estado de coma debido a múltiples fracturas.

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