Siempre dicen que las comparaciones son “odiosas”. Sin embargo, si son reales y no hirientes, sino saludables, no son más que un proceso mental y sentimental natural. Ya de bebés seguro que empezamos comparando el hábitat en la placenta con el del exterior.
En Cartagena, los perros están cansados viviendo sabrosamente. En Riobamba ladran durante toda la noche estridentemente hasta despertarte, y a la hora del amanecer, los gallos se apoderan de las calles.
En Cartagena, la bulla. En Riobamba, mayor silencio.
En Cartagena, el soniquete especializado de cada uno de los vendedores ambulantes. En Riobamba, más orden y diría que hasta higiene en los múltiples mercados diarios.
Mar con sol, montaña con nubes. Caribe, los Andes.
Un saludo acompañado por una mirada en forma de piropo frente a una mirada mayoritariamente extraña.
Costeño, kichwa y español.
En Cartagena, para desayunar, arepa, empanadas, deditos, la mayoría fritito, acompañado de un juguito o una gaseosa. En Riobamba, tallarines con sardinas y un vasito de avena, maizena, o especies varias
Sopa de mondongo versus sopa de mondongo. Lo que más me apasiona en Colombia y en Ecuador y donde esté, la sopa de mondongo sí es casi igual allá y acá. Para que entiendan mejor, miren acá: http://es.wikipedia.org/wiki/Callos
Sea como fuere, siempre debes ser feliz allá donde llegues.